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¡Fraude por correo electrónico!

 

 

 

Una forma de fraude por Internet en rápido crecimiento es una práctica conocida como "phishing". Esta práctica consiste en enviar mensajes de correo electrónico fraudulentos solicitando información confidencial. La información luego les permite a los perpetradores tener acceso a las cuentas de las víctimas y robar la identidad de las mismas.

 

 

El "scam" es una práctica fraudulenta de origen africano que consiste en obtener fondos de los usuarios de Internet por coerción al tentaros con una suma de dinero prometiéndoles una parte. Su uso se originó en Nigeria y se le dio el nombre de "419" en referencia al artículo del código Penal nigeriano que castiga este tipo de práctica.

 

 

El método del fraude es clásico: usted recibe un correo electrónico del único descendiente de un africano rico que falleció recientemente. Esta persona ha depositado varios millones de dólares en una empresa de seguridad financiera y la persona que lo contacta necesita que un asociado extranjero le ayude a transferir los fondos. Además, está dispuesto a pagarle un porcentaje nada despreciable si usted proporciona una cuenta donde transferir los fondos.

 

 

Al responder a un mensaje de fraude, el usuario de Internet se ve atrapado en un círculo vicioso que puede costarle cientos de dólares o hasta su vida si cae en la trampa.

 

Por lo general, existen dos situaciones posibles:

 

El intercambio con el delincuente se hace virtualmente, en cuyo caso éste enviará a la víctima algunos "documentos oficiales" para ganarse su confianza y le solicitará un anticipo de los fondos para honorarios del abogado, impuestos de aduana, tarifas bancarias, etc.

 

O bien presionado por el delincuente cibernético, la víctima acepta viajar a su país y llevar efectivo, en cuyo caso tendrá que gastar dinero en la estancia, en tarifas bancarias, en sobornos a empresarios y así sucesivamente.

 

En el mejor de los casos, la víctima regresa a su hogar habiendo perdido una cantidad de dinero considerable y, en el peor de los casos nadie lo vuelve a ver.

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